La fresa redonda es una de las herramientas más usadas en joyería porque sirve para TODO: abrir cavidades, suavizar bordes internos, preparar asientos, redondear esquinas, profundizar zonas difíciles y hacer correcciones finas sin dejar marcas agresivas.
A diferencia de la fresa copa, que trabaja más “de punta”, la fresa redonda te permite comer material de forma controlada desde cualquier ángulo, manteniendo siempre un corte suave y predecible.
Está fabricada en acero de alta dureza, con un dentado uniforme que evita vibraciones y deja la superficie prolija incluso en metales blandos como plata y oro. Funciona perfecto en minitorno, torno de banco y piezas donde necesitás precisión sin arruinar el trabajo hecho.
Abrir cavidades y agujeros con bordes suaves.
Redondear interiores sin generar aristas.
Preparar asientos en engarces y calces finos.
Iniciar agujeros que después se agrandan con otras fresas.
Reperfilar zonas donde un fresón o una flama dejan irregularidades.
Corregir imperfecciones internas en remaches y pasadores.
Corte suave, controlado y sin arrastre.
Permite retirar material de manera progresiva y precisa.
Ideal para metales nobles y no ferrosos.
Excelente para “redefinir” interiores antes del pulido.
Disponible en una amplia gama de diámetros para trabajos micro y estructurales.
No forzar la herramienta: dejá que el filo haga el trabajo.
Mantener la zona libre de viruta para evitar enganches.
Evitá usarla en acero u otros metales ferrosos para prolongar la vida útil.
No trabajar con velocidad excesiva: puede quemar el filo o morder mal.
Si necesitás comer material sin arruinar la forma que ya tenés, la fresa redonda es tu mejor aliada. Entrá con movimientos suaves, circulares, y usá un diámetro apenas menor al hueco final que buscás para poder controlar todo el proceso sin pasarte.